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Grito.

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sábado, 15 de marzo de 2014

Muertos de 'hambre'.

Nos las dan a diario y nosotros simplemente las tragamos, engullimos, sin siquiera saborearlas.

¿Han visto a esas personas que durante el acto de comer, lo hacen como si el mundo fuera a tener un final súbito e inmediato? Esas personas, somos todos. Pero no, no lo somos. Simple matemática, positivo mas negativo da negativo. Signos iguales se suman, signos diferentes se restan.

 Y digo que lo somos, porque como bien es sabido, en este mundo el arte de generalizar esta mandado a hacer, creemos que si un par de personas eligen a un mal gobernante el resto de ellas deben aguantarse esa bazofia. Nos paso con Uribe y Santos. En fin, digo que somos culturalmente seres simples, nacer-crecer-morir, engullir-digerir-excretar, procesos básicos, nada raro. Nos importa poco el proceso de análisis, de degustación, para seguir en esta dinámica alimenticia. Nos tragamos todo lo que nos tiran, como perros muertos de hambre.

Pero también digo que no, porque no todos estamos muertos de hambre. Algunos preferimos la calidad ante la cantidad. Somos pocos, pero de minorías que se juntan nacen las mayorías.

Hablo de las afirmaciones. Algunos creerían que tal vez de las promesas, y en cierto sentido es aplicable. No se han preguntado alguna vez en su asquienta vida ¿Por qué los curas hablan tanta mierda? Y es literal la cuestión, si vas a una misa sientes los pedacitos de excremento que flotan hacia tu cuerpo. Hablan como loros, sin parar, cual carro sin frenos que va a toda velocidad descendiendo por el abismo hasta que por fin se estrella y nos quita la maldita expectativa. He aquí la respuesta: no importa lo que dicen, sino a quien lo dicen. Si cualquier ser humano con cierto don del verbo se para frente a una persona mentalmente predispuesta a escuchar lo que sus oídos quieren, lo que salga de su boca será una irrefutable verdad. La muestra está en las canciones de Arjona y los libros de Coelho.

¡Que difícil le resulta a estas maquinas eyaculadoras el raciocinio! Que difícil. Pero la culpa no es solo de ellos, al fin y al cabo una persona que no ha tenido tacto alguno con la filosofía durante su vida no sentirá lo mismo al leer a Nietzsche que algún ser con cierto conocimiento. La culpa, en parte, es de esta cultura mediocre que nos exponen a diario. La cultura del deporte sobre la ciencia, de la fé incuestionable -o se irán al infierno PECADORES-. Esta cultura en la cual, los famosos actores, las actrices, los futbolistas y demás son los que nos dan muestras de moralidad y nos enseñan como debemos 'vivir'. ¡Patrañas! ni ellos sirven, ni su insulsa moral.

Escribo para olvidar, para dejar pasar. Al parecer lo único que deseo olvidar aquí es a este mundo de maquinas, cada día menos humanizado.

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