Y aquí...

Bienvenido a tu cabeza.

Grito.

Grito.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Curvas.

¿De que sirve una persecución, si al final del día no se obtiene nada?

Las obligaciones comunes no representan para él el mayor de los agrados. El mundo le resulta tan agobiante como simple y similarmente ridículo.

El día se levanta tras la montaña, mientras en su mente la noche sigue presente y misteriosa. La luz de la Luna podría parecerle mucho mas brillante que la del Sol, pues las sombras son algo mucho más cálido hoy en día. Las sinuosas complicaciones nocturnas pueden resultar más atractivas. El hombre busca el misterio para intentar descubrirse en el.

Por la gran abertura de su pequeño pedazo de cielo se asoman incesantes rayos de molesta luz diurna, radiante para muchos, inquisidora para otros. La cama es su compañera fiel y confidente, sus más intimas divagaciones mentales las lleva acabo allí. Muchas veces en el divagar se encuentra el razonar. Y un poco de razón fortuita resulta bastante inspiradora para su historia simple y falta de detalle.

Se encuentra en una confusa y nueva etapa de su vida. Las responsabilidades le han sido mezquinas en muchas ocasiones, y no precisamente por su falta de aprecio hacia ellas, sino por la excesiva cantidad de veces que aparecen en su vida, su temprana y fina vida. Delgada. Curva. Simple pero compleja. Dura.

Era un tipo chico de patético aspecto y rostro lúgubre. Buscaba lo que todos buscan. Felicidad, amor, dinero,  respeto y tantas otras ficciones de mortales. Su vida no inspiraba ni transpiraba grandeza. Solo un intento de hedor a miedo salia de su cuerpo. Todo le aterraba. Él mismo se temía. No tenia gran conocimiento sobre lo que en realidad deseaba. Sólo buscaba ser conocido por algo.

Olor a autobús de medianoche. Eso lo acompañaba. Una canción distorsionada por un motor mal administrado y diseñado acompañaban su noche. Una suerte de aire ligero y alegre rodeaban su atmósfera externa. La interna estaba hecha añicos, partida, irresoluta. Sus constantes guerras internas lo habían llevado a una suerte de cataclismo intestinal. Una ''World War II'' visceral. Un poco menos llena de cadáveres, un poco más nutrida de muertos.

¿Que persona cuerda se ve inspirada por un desconocido? El se veía inspirado por una especie de conejo blanco que huía de sus alargadas manos. Era un tipo deforme. Todos lo somos, es cierto, pero su deformidad era física, no solo ''espiritual''. Si el ser humano contemporáneo posee alma, si el alma en realidad existe, esta debe ser una especie de tornillo oxidado, largo y naranja. Pero volviendo a él, se le podría imaginar como una especie de milagro que nadie pidió. Muchas veces a su mente llega una especie de pensamiento trágico, un ''yo no pedí nacer, al menos no cargo algo de responsabilidad con mi existencia''.

Si algo tan extraño como un 'alma' existe, la suya seguramente parece una linea bifurcada y curva, que constantemente vibra al ritmo de John Coltrane. No se identifica con nada, no encaja en nada, no vive para nada más que para intentar vivir.

La primera noche que vio aquel destello azul supo que su vida se complicaría. Pero algo tan simple, algo tan insulso, merece al menos una suerte de rebelión mental, debía rebelarse ante su actitud plana. Debía arriesgar. Y lo hizo.

Pobre de él.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Mi voto es contra Zuluaga. Mi voto es por la paz.

Los mismos que proclaman que somos la democracia mas antigua, pulcra y 'calcable' de América Latina, son los que durante años se han esforzado en negar que el país está en guerra, aquellos que a los desmovilizados por la violencia prefieren darles el calificativo de 'migrantes internos', los que para frenar la avanzada de las guerrillas de izquierda en el campo de batalla, se inventaron un monstruo de dos cabezas al que bautizaron Autodefensas Unidas de Colombia y que luego, como era de esperarse, se los terminó tragando hasta a ellos. 

Para nadie es un secreto el papel fundamental que jugaron los terratenientes, las empresas bananeras, los ganaderos, las Fuerzas Armadas y los políticos ultraconservadores (hoy en día se les llama de extrema derecha) en la formación de aquellos escuadrones de la muerte, que 8 años después de su supuesta desmovilización aún viven amenazando a estudiantes universitarios, matando sindicalistas y proclamando su amor al de las 3 huevas, o huevitos. 

Era menester abrir esta individual opinión trayendo esa pastilla para la memoria, que tanto se le olvida tomársela a la mayoría de La Patria Boba antes de salir a votar. Y era para recordar que estamos en un país conservador hasta el tuétano, que odia los movimientos progresistas, y que suele apoyar el peso de su joroba corrupta en el poder de la Santísima y Purísima Iglesia Católica Apostólica y Romana. En este país hasta los liberales terminaron siendo conservadores. Esa fusión extraña que se formó cuando de día, durante la época de La Violencia, ambos bandos se insultaban y lanzaban gritos de odio, pero de noche, los mismos terminaban cenando en la misma mesa, y emborrachándose con aguardiente como buenos colombianos, mientras los pobres campesinos, en su ignorancia y fanatismo se mataban en los campos por el color de su pañuelo. Este es un país tan conservador que, el funcionario público elegido para cuidar y proteger los derechos de TODOS los colombianos es un retrógrada lefebvrista de tercera, que durante sus años mozos gozaba de organizar quemas de libros que se consideraran ''perniciosos, contra los valores familiares y las buenas costumbres''. Así es, tenemos un remiendo de Hitler, que ni siquiera tiene estilo, como si lo poseía el Führer.

En nuestra pseudo-democracia actual, nos vemos enfrentados a una pseudo-elección presidencial, en la cual debemos elegir entre un presidente-candidato-corrupto y un uribista, y sí, a Zuluaga todos los calificativos despectivos se le pueden sintetizar en una palabra, porque el antioqueño que la inspiró fue un 'hijueputica' bien malo. Y es que esta campaña electoral siempre se desenvolvió alrededor de ambos, pues los medios nos vendieron esa polarización barata de que solo teníamos dos caminos para elegir, cuando hasta el niño que recién aprende a contar se daba cuenta que eran 5. ¡Pero qué se le puede hacer, qué más se le puede pedir al país del Sagrado Corazón de Jesús!.

Así que no fue para nada extraño sentarme el domingo a ver los resultados electorales, y sentir que boletín tras boletín nos íbamos hundiendo en 4 años mas de el combo de ''U''. En 2018 serán 16 años de aquellos 3 huevos, que ya tienen mucho tiempo de estar podridos y hediondos. Pero eso es lo que sucede cuando el 20% de la población elige quien los gobierna a ellos y al 80% restante. Y si no lo han notado, el Zorro ganador de la primera vuelta lo hizo con alrededor del 11% de la votación del grueso de 32 millones de posibles votantes. ¡Gracias abstencionistas y gracias a los que votan en blanco! Nos acaban de dar una patada en los testículos cuando necesitábamos su apoyo.

En este pais la mayoría de la gente se queja -con justa razón- de las injusticias y problemas que nos agobian a todos, pero cuando tiene la oportunidad de salir a votar y al menos contribuir a que un cambio social emerja desde las urnas, prefiere quedarse en la casa, viendo un partidito de fútbol o una novela, echándose un sueñito o sale con el argumento de que ''ningún candidato es bueno, mejor no voto''. ¡Pues si ninguno es bueno y la mayoría lo piensa vote en blanco y verá que esa si es una contribución a la democracia de papel que tenemos! Así al menos forma parte de una protesta social y ayuda a que el tan ansiado y temido cambio ocurra. Pero no. Aquí permitimos que 4 millones de personas decidan el futuro de 47.

¡Grandísimos pendejos!

Ya nos tocó la temida segunda vuelta Santos vs Zuluaga, y aunque no se que piensa hacer la mayoría yo sinceramente prefiero apostarle a la teoría del menos malo. Y aunque este par de canallas son iguales en casi todo, tienen una diferencia: al menos uno de ellos pretende una salida negociada al conflicto que este año cumple ya 60. Prefiero aguantarme a un corrupto de derecha que a un facho con ánimos de zorro. Prefiero tragarme el sapo de Santos, porque si llega a la presidencia Zuluaga vuelve el Führer con el, y no precisamente el alemán, sino el culibajito antioqueño. Mi voto es contra Zuluaga. Mi voto es por la paz.

Yo no espero tener hijos, al menos no biológicos, pero sí espero que algún día, cuando este un tanto mayor y me pregunten si yo apoyé el proceso que permitió llevar a cabo las tan anheladas reformas que el pais hace un tiempo necesitaba y que le permitió a este un surgimiento y una reivindicación social, pueda decir con animosidad: ¡Si, lo hice!


martes, 13 de mayo de 2014

¡Un huevón más!

El tema es radicálmente diferente cuando se vive en carne propia.

Suelo ser un tipo bastante criticón en gran variedad de tópicos, y con gran variedad de razones para argumentarlo. Y de hecho lo soy, porque como coloquialmente se podría decir: 'la gente me da papaya'. Tamaña oportunidad no puede ser desperdiciada por una persona que fija gran parte de su atención en problemas de índole, casi siempre, social. Mucho menos en Colombia, cuna y caldo de cultivo de una gran variedad de problemas sociales, que parecieran no tener fin.

Pero dentro de lo critico -y reflexivo- que puedo llegar a ser sobre el Establecimiento, y la gran variedad de males que aquejan a la sociedad en la que vivo, hay algo que me permite intentar crear propuestas constructivas, para mejorar o intentar apaciguar la cantidad de cosas que en este país a diario se viven.

Sinceramente pocas habían sido las veces en las que 'el papayaso' se me presentaba de manera tan directa y cínica en la cara, tanto así, que las personas que me supervisaron durante el infortunado hecho me dijeron un par de veces, que técnicamente había 'dado un pequeño baile, con la Santísima Muerte'. Y si es una Santa, porque la muy degenerada al menos busca calmar dolores, infundiendo el letargo enterno. Mucho mas Santa, que aquella anciana misionera que predicaba a todo pulmón, que ser pobre estaba bien. ¡Al carajo con eso! ¡Al carajo con ella!

Pero volviendo al tema de la lechoza que se dispone a ser partida, tuve la poca fortuna de enfrentarme en un duelo cara a cara con el sistema de salud colombiano. Pedazo de agonía. Aunque debo admitir que 'gracias' a esa bosta de vaca, tuve la posibilidad de realizar el mencionado baile casi eterno, no es una experiencia que realmente desee repetir. El grandioso sistema de salud, reformado eficazmente por un antioqueño culibajito, que basado en un modelo chileno logro modificar la Ley 100 casi me deja morir. Y esa es una frase -técnicamente- dicha por mucho colombiano contemporáneo. Por cierto, el hecho ocurrió en Antioquia, así que al no ser yo una persona creyente en deidad alguna, me pareció bastante llamativa la coincidencia, si así puede ser llamada.

¡Si! casi, como todo lo bueno o malo de este país, casi. Acá la satisfacción o la tragedia nunca son completas. Todo es a medias. Todo es insulso. Todo es tangencial.

Gracias a aquel canoso caballero, y el también canoso y casi piojoso invento de las EPS, casi termino con la tranquilidad de mi familia, y empiezo con la mía. Pero que mas da, que se puede hacer en un país donde la gente no tiene memoria o interés alguno por el sufrimiento del otro. Que mas se puede hacer en esta hermosa democracia donde exterminan a un partido político, y resulta que es otra de esas coincidencias de la vida. Como la coincidencia del culibajito y sus senadores-secuaces con sectores del paramilitarismo. ¡Que se yo!

En este país donde tanto se habla y poco se hace, seria bastante interesante empezar a actuar. Y ese es mi propósito. Si alguien habla con un católico acérrimo o con un cristiano pegado a su pastor, que por favor le(s) diga que he encontrado el propósito que El Señor (en mayúscula, para no lastimar su ego) ha puesto en mi camino. De ahora en adelante seré: ¡Un huevón más!

jueves, 10 de abril de 2014

El problema de la tolerancia y la maldita pereza mental.

Una persona del común, uno de los de 'a pie' suele pensar que si respeta la posición del otro está obrando como un buen samaritano.

Me es en cierta medida difícil comprender a las personas cuando hablan y cuando demuestran sus relaciones sociales. Y aunque me considero una persona bastante introvertida, debo admitir que la mayoría de las veces esto sucede por culpa de los mismos emisores. ¿Qué tan difícil ha de ser, como mínimo conocer los significados de las palabras que usamos? Al menos, digo yo, deberíamos manejar lo que solemos conocer como 'nuestro léxico'.

¡La maldita pereza mental les gana a los desgraciados!

¿Cómo comprender a una persona que no sabe diferenciar el adjetivo del sustantivo, ni los tipos de adjetivos que puede usar, y además dice cosas como 'la calor'? Es cuestión de simple interés por la estética. Pero no los culpo a todos, solo culpo a los ineptos que tienen los medios pero no la motivación. Plagas, parásitos sociales. ¡Que se jodan!

Y luego de esta introducción, canalizadora de la roja rabieta, me doy el gusto de tocar el real tema que me interesa. ¿Qué es eso de tolerancia? En muchos casos, contextos y ciertos sentidos: una idiotez.

Nos han enseñado constantemente, en la escuela, la casa, el grupo de amigos, la televisión, el periódico, la radio, y ahora la Internet, que los seres humanos debemos ser tolerantes, que porque todos somos diferentes, o porque cualquiera puede pensar lo que se le dé la gana. Y en algunos aspectos tienen razón. La cuestión es cuando se lleva este asunto de la tolerancia al campo de las creencias, y hablo de todo tipo de creencias. Desde las más ridículas a las más aterrizadas.

Si. Es un problema. Uno grave. Porque lo que no nos cuentan detrás de la mayoría de esos escenarios es que la tolerancia tiene un componente secreto, o al menos poco visible, explícitamente hablando. La tolerancia y su aplicación conllevan un grado de aceptación y verificación de las cosas que se toleran, es decir, que cuando una persona, sea XX o XY, dice tolerar algo, le da cierto grado de verdad a ese algo. Una maraña tonta, cíclica y bastante engañosa para ser sincero. Detrás de este concepto se esconde la validación de muchos argumentos. Si eres una persona un tanto perceptiva entenderás que, la sociedad civil, te impulsa a darle cierto tono de verdad a cuestiones que muchas veces no lo son. Y en este punto quiero renunciar a una de mis tradiciones mentales, y es la del dudar filosófico sobre lo verídico y el significado de una palabra. Olvidemos por un momento preguntarnos ¿Qué es la verdad? -tema de otro escrito, ciertamente-.

Así pues, resulta y acontece que entonces debemos respetar las barrabasadas que dice cualquier tipejo por ahí, tan solo porque las dice. Una idea ridícula, pero presente. ¡Nos están diciendo que debemos creer ciegamente! Como sucede en cualquier religión... Les repito: ¡Que se jodan!

De ese amarrado y renegado argumento parte la insulsa idea de que debemos tolerar las religiones y sus respectivas mitologías, unas más creativas y magnificadoras de la imaginación del hombre, otras más monoteístas. Y es insulsa porque cuando decides poner en tela de juicio esa o aquella creencia religiosa te salen con el vacío cuento de que ''debemos respetar'' lo que piensan los otros. Me imagino que el más claro ejemplo de esto es la manera tolerante y pasiva con la cual la Iglesia Católica ha respetado durante tantos siglos los avances y descubrimientos científicos, que claramente contradicen sus creencias, y las desmienten. Los toleraron a punta de fuego y torturas.

Yo les digo ¡No! Las creencias no se toleran, se tolera a las personas, se tolera su elección de vida, pero las creencias son cuestionables, pueden ser corregibles y criticables.

¡Y por eso no tolero, ni respeto creencia alguna!

Tolero y respeto a los niños, a las mujeres, a los hombres, a los perros, gatos, conejos, caballos, y cuanto ser vivo exista.

Con ese cuento barato nos han metido hasta lo más hondo del estómago la idea de que las religiones son inamovibles, que nada puede juzgarlas porque sería una falta a la libertad de culto. ¡Patrañas!

Antes de hablar, por favor, tómense la molestia de pensar lo que dirán. No somos muchos los que en realidad escuchamos con toda atención, pero los que lo hacemos lo pedimos, por mero respeto a nuestro oído.


domingo, 30 de marzo de 2014

El peculiar grito.

Nada se compara a la bella y sincera expresión de un grito.

Uno profundo, amplio y acogedor. Uno vació, hueco, un tanto desgarrador. Es difícil definir aquel cuya resonancia, timbre, color y amplitud sea perfecto. Pero cada grito es una expresión diferente. No hay grito alguno que se compare con este o aquel.

Todas las personas somos extremadamente parecidas en nuestras diferencias. Tenemos casi los mismos rituales diarios y llevamos una lógica del mundo de hoy día muy parecida. De vez en cuando brota una que otra chispa de esta maquina casi perfectamente engranada llamada humanidad, y cuando eso sucede se estigmatiza a la persona. Locos les dicen unos, desadaptados dicen otros, yo en realidad no sabría como clasificarlos, no querría clasificarlos... ¡No quiero hacer! Pues al fin y al cabo si ellos son una chispa de diferencia es porque, en parte, se cansaron de las clasificaciones.

Pero aun cuando hasta los 'cuerdos' y los 'locos' tenemos tantas diferencias, aparece esa intersección en la cual recordamos que todos formamos parte de la misma especie. Y como tal, expresamos nuestras frustraciones de maneras muy similares. No lo hacemos propiamente por características biológicas o heredadas, pues son imposiciones culturales, pero al ser parte de lo misma lo interpretamos de manera muy similar.

Un grito es mas que un alza bulliciosa de nuestras cuerdas vocales, el tiene identidad propia dentro de nosotros. Incluso es excluyente. No vemos que las personas vayamos gritando por cualquier tontada en la calle -marcando claras excepciones, con aquellas personas ávidas y necesitadas de atención, pero faltas de prudencia-. Él, en si mismo, se hace exclusivo. Solo forma parte de las expresiones mas desgarradoramente extremas. Aparece por un ataque súbito de alegría, por una ola enorme de sensaciones positivas, o puede también hacerlo frente al mas hórrido de los escenarios y sus mas pésimas consecuencias.

Y ahí aparece la peculiaridad ya mencionada, la singularidad de esta bella expresión de odio-amor, felicidad-tristeza, angustia-alegría: no todo ser, por mas humano que sea, interpreta el mundo de la misma manera. No somos naturalmente objetivos, sino todo lo contrario, y por ende tendemos a medir las consecuencias de un acto, en nuestra medida. Sentimos que somos el rasero universal, y que la realidad es solo la que nosotros percibimos. Eso hace que este grito no sea igual a aquel.

Cada uno expresa sus mas horripilantes temores y sus mas grandes alegrías en la medida que escupe, que bota el milenario chirrido.

 ¡Pa!


domingo, 23 de marzo de 2014

Una visión general.

Cuando se alucina la 'realidad', esta es un tanto mas real.

Definir la realidad como tal es algo demasiado complejo. No me considero alguien tan conocedor o intuitivo como para poder analizar la cuestión. Lo único que puedo hacer es expresarla como puedo verla. Es una realidad subjetiva completamente.

Es complicado analizar los problemas del diario vivir sin inmiscuirse tanto como para entorpecer lo mismo que se desea analizar. Ese problema de la relación sujeto-objeto es mas que conocido, no siento que sea necesario si quiera plantearlo. Yo solo deseo expresar el malestar, la angustia, el frenesí, el desenfreno, la impaciencia, el desespero, la rabia que el mundo produce en mi. Todos somos tocados por el medio, el ser humano es biología y sociedad.

Y tal vez resulte inocultable esta sensación de físico desden que percibo a mi alrededor. Este fatalismo que me induce a concebir que vivimos en el peor de los mundos posibles y que seremos incapaces de mejorarlo.

La cultura es una de nuestras tantas y ridículas creaciones. Cambiamos las garras, los dientes, la fuerza por el lenguaje, el conocimiento y la razón. Que trueque mas estúpido. Decidimos dejar de ser animales, que con la suplencia de sus simples necesidades habrían sido seres medianamente mas felices, para convertirnos en seres sin forma ni fondo, sin figura ni propósito, para intentar hacer algo mas que simplemente vivir. Estúpidos que somos.

Y creo, y siento, que lo hicimos por esa pérfida necesidad de perdurar en la memoria colectiva. Esa estúpida necesidad de reproducir nuestro pensamiento, nuestro ser y de intentar ser trascendentes. ¡Por favor! Solo somos una especie mas, unos seres mas, unos entes agregados a la contabilidad de la vida. Para mi resulta imposible comprender esa pendeja necesidad de reproducir y procrearnos, como si con un Maduro o un Obama no bastara. Somos vacíos, ridículos y faltos de importancia.

¿Cuál es la maldita necesidad que tiene el hombre de reproducirse? ¿Será que siente que su esperma es bendito? No seria nada raro, los hombres somos los seres mas egocéntricos y orgullosos. Y hablo del género masculino.

Esa tradición religiosa, arcaica, nos ha hecho pensar que somos los reyes del mundo, la mejor de las especies, algo completamente magnánimo. Pura mierda. Somos los únicos seres que producimos desechos, somos los únicos que se comen a sus hermanos por diversión, dejamos de lado la necesidad para convertirnos en seres que necesitan entretenimiento.

Ya no vivimos para mejorar, para perfeccionarnos, para si quiera convivir con nuestros hermanos animales. Vivimos para destruir, para quemar, para talar, para matar, para sacrificar, para sufrir.

El sentimiento de putrefacción que invade a cada uno, o al menos la mayoría, de los seres humanos ha sido creado por el mismo. El humano dejo de vivir para si, en convivencia con los demás, solo para vivir en beneficio de artificios pérfidamente bajos.

¿Quien es aun capaz de creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles? 

jueves, 20 de marzo de 2014

Yo elegí vivir.

Son simplemente unas ganas enormes e incomparables. Tan solo una fuerza que emerge de un lugar vació.

El ser no tiene sentido. Punto. Es ridículo pensar que la vida tiene un sentido mas amplio que la vida misma. Así pues, lo único que nos queda por delante es disfrutar esta, única, gran y complicada oportunidad para vivir. No existe un mas allá. No existe un paraíso o un infierno. No existe un juicio final. Solo existe el vació, la nada, el olvido.

Después de que tu mente se apague no hay mas nada que hacer, literalmente.

Pero algo parece ser cierto entre nosotros. La vida resulta casi tan complicada como la muerte. Para los que en realidad desean vivir, su oportunidad pasa en un abrir y cerrar de ojos, se esfuma, se desliza entre sus dedos, corre rió abajo y se pierde en la vista próxima. Para los que desean morir el momento nunca llega. Siempre están predispuestos a acabar con ese malestar que posiblemente inunda su cuerpo. Maldita conciencia de vida, maldita conciencia de muerte.

Yo no odio a las personas que deciden que su vida sea guiada por X o Y religión. Pero desprecio a los que desprecian. Desprecio a aquellos que por el efímero pensamiento -además de insulso- de una vida en un 'mas allá' desprecian esta oportunidad. Acá no hay borrón y cuenta nueva, acá no hay una segunda chance. Solo tenemos este momento para vivirlo, y esa conducta de desprecio hacia la vida es la que me hace despreciarlos. Si ellos pueden ¿Por qué yo no? Ah cierto, son hijos de Dios.

Un Dios que no ven, que no se manifiesta y que no termina siendo mas que una traba en el intento corajudo por explicar de donde venimos. Un ser que no tiene explicación y es usado para explicar algo. ¡Que dolor de cabeza!

Yo también pienso que sucederá después de la muerte. Pero no doy respuestas al azar en base a explicaciones mitológicas cuasi improbables. Es cierto que no podemos explicar de hecho, que pasa luego -con 'podemos' me refiero a la comunidad científica y las personas que apoyamos su labor- de la muerte. Aun no, pero esas mismas personas que tanto alaban a un 'dios omnipotente' lo denigran, lo vuelven el 'Dios de los vacios'. Ese dios es aquel que se usa para tapar un hueco epistemológico cuando la ciencia aun no ha encontrado su explicacion.

Tan solo preguntense algo: ¿Fue la ciencia la que tuvo que acomodarse a la modernidad, debido a que la religión con sus grandes avances y respuestas comprobadas empezó a dar luces sobre nuestros orígenes, o sobre algunas de nuestras preguntas mas fundamentales? La respuesta es no. Fue la religión la que tuvo que dar por ciertas teorías como la Evolucionista, porque al ver que ya no tenían como refutarla, la adoptaron, aunque obviamente con sus característicos manoseos y retoques infames.

Crean en lo que quieran. Dejen creer. Pero el hecho de que crean en un ser, en dos, en tres o en miles no los exime de ser puestos bajo la lupa de la ciencia, la razón y el verdadero conocimiento.

Yo preferí abrir los ojos, quitarme la ridícula venda y vivir esta vida, la única vida, antes que perderla deseando algo improbable.

Yo elegí vivir.


lunes, 17 de marzo de 2014

El camino.


La ciencia ha sido capaz de darnos los lujos y comodidades que poseemos hoy en día. Es cierto que muchas veces estos beneficios no llegan a todas las poblaciones a nivel mundial, pero aún así, esta se ve direccionada indiscutiblemente hacia crear mejores espacios para los seres humanos.


La importancia de cultivar estas actitudes científicas radica, principalmente, en que la ciencia puede ser para algunas personas, y me incluyo allí, una luz al final del túnel. Esto en parte es gracias a que ella, como diría Popper: ‘’posee verdades falseables’’. Es decir que la ciencia no busca crear verdades absolutas e inamovibles. Verdades que se sobrepongan a las que los demás, desde otro tipo de ejercicios, pueden llegar a encontrar. Pero su diferencia, bella diferencia, radica en eso, que puede ser controvertible y por lo tanto, comprobable.


Y digo claramente que la ciencia, para algunos, es la luz al final del túnel porque esta nos permite cuestionarnos acerca de nosotros, acerca de ellos, acerca de todo y sin duda el ser humano, al menos el consciente, tiene un apetito voraz por querer saber de dónde vienen todas las cosas.

Tenemos que aprender a dejar de lado las pautas estereotipadas que recibimos en nuestros hogares en la infancia, pero no para ser unos rebeldes sin causa, sino para llegar a ser unos rebeldes con una causa común. Esta es propiciar una revolución de pensamiento, que de amplitud de ideas y tolere diversidades. Y es que nos encontramos en un momento histórico en el cual, cientos de culturas que posiblemente nunca habían tenido un contacto tan directo, están casi viviendo juntas, y es claro que no es un tema fácil de afrontar.


Pero más allá de eso, la ciencia nos permite dejar de lado el dogma político, religioso o de cualquier otra índole, para permitir que los seres humanos podamos encontrar esos puntos en común que tenemos todos, así nuestra piel sea clara u oscura, así nuestra lengua sea sajona o romance, así nuestras religiones nos inviten a odiar lo desconocido.


Adoptar una actitud científica ante todos los fenómenos culturales, sociales, físicos, químicos, entre otros o mejor dicho, entre todos, nos permite llegar a el inicio de un bello camino para desentrañar la verdad, una verdad que posiblemente nunca sea absoluta, pero al fin y al cabo esa es la belleza de la ciencia, cada día descubrimos más y más cosas impresionantes de nosotros y nuestro entorno.


Es cierto que no debemos adoptar una posición casi de fé religiosa hacia ella, pues esto sería volver tenebroso algo que nos ha sacado de las tinieblas. La ciencia no es perfecta, la ciencia no es absolutista, la ciencia está para progresar y ser perfeccionada día tras día, descubrimiento tras descubrimiento.


Creer en alguna idea, método o inclinación ciegamente es un error. No podemos aceptar todo lo que venga de ella directamente, pero ahí está lo hermoso, en utilizar nuestros conocimientos y experiencias para poder aportar a su buen desarrollo, a su crítica constructiva, a su solución de problemas.


En fin, adoptar una actitud científica hacia todas las cosas, propias y ajenas, nos permitirá aprender a no tragar las cosas enteras, sino a degustarlas y sentir su sabor en el paladar del conocimiento, de la duda y de los argumentos.

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