Y aquí...

Bienvenido a tu cabeza.

Grito.

Grito.

domingo, 30 de agosto de 2015

MONOLITO


''Surgimos para desaparecer. Nuestro fin se encuentra en acabar de cabeza en un barranco mientras nuestros conocidos ignoran, nuestros amigos sufren y nosotros mismos disfrutamos. El final se plantea ante nosotros como un descanso necesario. Pero nuestra masoquista naturaleza nos hace aferrarnos a la vida, y henos aquí. De un modo u otro, ante las adversidades que se nos presenten, seguiremos amarrados a lo que encontremos. Y de un modo u otro, eso está bien. Tan bien como mal.‘‘
A.L. Aproximadamente en la cerveza imaginaria #20. 26-4-2014.



Y entonces, aunque en realidad no brotó palabra alguna de su boca, no salió pensamiento alguno de su cabeza, sentí que con sus ojos me quería decir algo, que gritaba ante mí una verdad irrefutable. Nos necesitaba de nuevo. Me necesitaba de nuevo. La soledad consumía lo que quedaba de su carne y lo que nunca terminó de surgir de su oscura alma.

Su personalidad siempre ha sido la de un tipejo racional, dura, férrea, ferrosa. Tipo hierro o cosa dura. Infranqueable su aspecto. Verlo asemeja la escena en la que el tonto e impertinente mono se planta frente al monolito indescriptible, asombroso, terrorífico y del mismo modo espléndidamente incomprensible que obstruye su camino; el de los suyos. No irradia ningún tipo de sensación cómoda, digamos: medianamente humana.

La dureza característica de sus actitudes y su presencia misma siempre me resultaron complejas expresiones de abandonos personales. Ese intento vago que ejecuto, o que procuro ejecutar, al ver un ser tan imposible de descifrar me frustra, pero del mismo modo ilusiona, para seguir y llevar a cabo la ardua construcción del otro.

Pendejadas todas, pendejos todos y ridículo cualquier intento de definición que se plantea ante tan ávida figura enorme. Porque físicamente, en realidad, era enorme. Tan grande como un bloque de concreto que se podría usar para construir una catedral. Pero una mística. Una catedral que se pudre por dentro, en la indefinición de su carácter espiritual; que no se atreve a pensar en sí misma y evita el acceso de los más ágiles, que solo quiere la entrada de los incautos.

El tipo se constituyó a sí mismo como un bloque enorme de cemento. Frío y sin respuesta ante estimulo externo alguno. Encerrado en su cabeza, pienso, se haya un enigma que podría ayudarlo a salir de ese cascarón. O simplemente podría hundirlo más en el mundo de las relaciones sociales y la maldita pereza mental.

Tal vez por eso mi empeño en analizarlo, en buscarle cabida, salida, de sí mismo. <<Odio la pereza mental que cunde la amplitud de la tierra en la que vivo. Si es que esto que llevo yo, y él sinceramente me apoya en esta consideración, se puede llamar vida>> pienso. Vida la de los monigotes capaces de respirar la densidad putrefacta de esta cochinada que llaman aire. Vida la de los satisfechos, que consideran que comer basura, vivir en basura y defecar basura es algo envidiable. Vida la de los que andan absortos en el alcohol o los alucinógenos, que se despegan plenamente de cualquier enigma y prefieren ahogar sus ideas, ahogarse a sí mismos en el incoloro, de olor penetrante y constitución etílica. Vida la del resto. Vida lo no-mío. Bazofias.

La incapacidad que me representaba el salir de aquel cuadro que él definía, hacía crecer a borbotones, en mi interior, una frustración ridícula y suicida, que me llevaba al total abandono de mis cuestiones personales, para posar todo mi interés en la vida de un estúpido energúmeno que me resultaba casi plenamente ajeno. <<Pero qué más da>>, me respondo constantemente, si cualquier ejercicio - o intento, porque yo solo intento, nunca concreto- que salga de las tradiciones de esta maldita tierra, de desprovistos idiotas que idolatran, vacíos sujetos que dan justicia por sus manos, y abyectos creyentes que entregan su vida al altísimo, es castigado socialmente. Todo aquel que se ufane de conocer lo que soy, sabe que agradezco el castigo que ejerce la sociedad sobre mí. Nunca ha sido de mi interés pertenecer directamente a esta masa de impensantes. Aunque yo sea uno de ellos. Pertenecer nunca será ser.

El maldito monolito no cede. No cedió. Sabía que nunca lo haría. Pero en el fondo de mí, siendo esto  aquello que los otros llaman exterior, era eso lo que buscaba mi constante y terca actitud de empedernido insatisfecho.

Cuando él me miró, y me hablo con sus acuosos y ensangrentados ojos, por fin comprendí qué buscaba de mí, sabiendo lo que yo perseguía de sí. Me REVELÓ su maldita verdad. Y era realmente necia. Casi tanto como la mía. Su fin último era igual de parco, terco y vacío que aquel al cual había entregado mis espacios, mi tiempo, al cual había necesariamente entregado mí no-vida.

Si mi carrera, mi tipo absurdo de vida, mi camino y dirección estaba, subyacía en buscar, de manera abnegada y exhaustiva la verdad de ese estúpido monolito, la de él era directamente la inversa, siendo esto la misma. Si yo corría a toda, al borde de la fricción social y con destino en el choque inevitable, él lo hacía huyendo de mi carrera, provocando mediante ligeros desprendimientos que hacía al azar aquella fricción y estableciéndose como aquel muro infranqueable, frío y terrorífico que produciría el brutal choque.

El maldito huía de mí, y yo lo perseguía. Ese enorme monolito era el encargado de plantarme una razón de vida, por vana que esta fuera. Y lo hacía sin cesar. Y aun sabiendo la verdad que busqué, no siendo esta la verdad que necesitaba, proseguí ardua y trabajosamente mi carrera, directa y sin parar hacia el muro que ya conocía.

Mi destino final se hallaba en el choque inevitable que ya mencioné, y sabiendo esto, me atraía aún más la sensación y el morbo de producirlo.


Debía estrellar, estallar, explotar y volar en mil y un pedazos. Así lo hice. El pedazo número mil uno es el que les escribe este innecesario relato.



lunes, 1 de junio de 2015

Cortísima disertación sobre nada, y todo.

Y entonces, ¿de qué sirve una noche si no es para crear?

La compañía de un amigo es un bien subvalorado y vanamente apreciado. El sabor que te deja en los carnudos labios una firme y marrón botella de cerveza no tiene comparación. El etílico te lleva, te sube, te baja, te contrae y expande de mil maneras que nunca podrías imaginar. No se trata de simplemente ingerir por ingerir una bebida llena de mito, leyenda y canción. Se trata de amar y apreciar y aguardar, sostener, soportar la espera que te lleva a un inalcanzable éxtasis de dolor, cuando no la tienes cerca.

La de liquido metálico, grisáceo o negro mate, esa que te acompaña en las duras, maduras e imposibles. 

Cuando raspas, rascas y golpeas una de 6 cuerdas al ritmo de las vibraciones nocturnas aprendes a sentir pasión por la vida. Pero no hay espacio para guitarras en mi vida.

Dentro de todo lo pálida y desgraciada que puede resultar esta ciudad, su negro negro cielo, sus amarillentos focos de luz, cada uno de los techos oxidados y de bordes naranjas que cubren a su gente, crean un paisaje complejamente familiar, aunque eso conlleva unos compromisos de densidad incomparable e irresponsabilidad muy mía, muy mía. 

Y sí, estamos allí sobre el verde pasto, el mojado suelo y las dolorosas piedritas que se encuentran clavadas en nuestras nalgas. Piedras que asemejan lápices que nos envían al ruedo, sobre el papel, sobre las hojas, sobre lo que podemos ser. 

Nos imaginamos juntos, como jóvenes que soñamos, un mundo que puede cambiar, que debe ser mejorado y que se encuentre supeditado a nuestra(s) imaginacion(es). Y pensamos, repensamos y quemamos neurona, y nos insultamos, casi sollozamos y gozamos juntos, soñando y soñando sobre lo que puede ser, y queremos que sea, y si brother juntemos esfuerzos, que el mundo no puede ser tan complejo y rayado para omitirnos de su perenne juego. 

Pero resulta que a medias tenemos razón, y el mundo no es tan complejo como imaginamos, reboza nuestro pensar, sube por las piedras del destino y se estrella contra las paredes del olvido. Porque no, no somos tan grandes, fuertes, musculosos, importantes, verdes, asesinos, caníbales, trapecistas, saludables y cuidadosos como el mundo nuevo lo requiere. 

Él necesita gente más cuadrada y menos nosotros, mientras más de nosotros nos quedamos como ellos y perdemos la pasión. 

Entre sorbo frío y caliente nos turnamos la bebida, también las desesperanzas y el pesimismo; regalamos nuestro pensar arduo y trabajado al espacio que nada retiene y todo lo sostiene en su lugar. Desplazamos en cada uno de nuestros cerebros el lóbulo frontal al lugar del temporal. Si Johnny Cash quiere mover nuestros ojos esta noche, está bien por mi. 

Tal vez lo que creamos durante cada salida de la Luna es significante y ridículo; tal vez lo que creamos en cada momento de nuestra existencia es ridículo y a la vez irónico; tal vez lo que destruimos tiene connotaciones humanamente más claras; pero muy posiblemente, al destruir estamos creando, y durante cada largo sorbo del metálico liquido, grisáceo o negro mate, que pasa por nuestros labios, recorre nuestros incrustados dientes y desemboca en nuestra seco y repugnante Yo, estamos destruyendo una vida que no logra apropiarse de si misma, y creando una nueva, una libre, compleja, loca, clarioscura, bailarina, rimbombante, suprema, espaciosa, inteligente, aturdida y mucho más humana vida. 

Pero a todas estas, ¿qué sé yo?
Incómodamente sensible, porque sí. 

jueves, 8 de enero de 2015

Camisa blanca. Camisa negra.

Media hora para todo. o ¿Para nada?

Media hora mientras te siento, en mi interior.

De mis entrañas parte, la realidad es su punto de llegada. Trozos incompletos pero dispuestos que buscan, rebuscan, socavan y menosprecian todo intento, casi efímero, de triunfo.

¿Que valor tendría tu vida si alguien no intentara joderla? Ninguno. Por eso es tuya.

Lo importante que seas, depende proporcionalmente de cuanto odio te tengan. Y está bien. El odio es un sentimiento mas profundo, y posiblemente mas sincero que el amor. En algunas personas tiene reacciones mas fuertes que el antes mencionado. En otras no.

Da igual. Indiferencia.

Parir problemas a diario, debería considerarse un empleo mas. Y obviamente, ser uno de los mejor remunerados. De los mas completos, que pueda ofrecer el uso publico de un ''algo''. De esa manera tienes ocupados a la mitad de los nuevos profesionales.

Tal vez la solución sea divagar y continuar hundiéndose en la espiral, cayendo sin ninguna posibilidad de retorno. Arrastrándose por el abismo mas bajo, solo así, se podría encontrar la salida -aunque mas compleja- a el tan largo túnel que rodea nuestras vidas.

Un techo inmenso. Roca solida. Áspera. Impura. Tratada. Ficticia al fin. Real, al principio. Pero todos los tenemos. Un ''quisiera ser, quisiera poder''.''¿Qué sería de mi si...?''

De anhelos vivimos llenos. Decepciones los tumban. Esperanzas los reconstruyen. Y a todas estas, ¿para qué? Que los malditos pedazos queden en el maldito suelo. Todo resultado tiene un contexto en el que se ve enmarcado, y pierde casi toda su valía si se saca de él.

¿Y si enciendo la luz?

Posiblemente de nada puede llegar a servir el adoptar posiciones mucho mas cómodas y tranquilas ante diversidad de actos y cantidad de infamias. Ser radical es cobarde. Ser cobarde es tener valentía.

Maldita lentitud de los pueblos. Maldita velocidad de las ciudades. ¿Por qué tanta parsimonia? ¿Cuál es el afán?

Todo tiende a irse muy a un lado o al otro. ¿Y los puntos medios qué?

No se aun si eso debe ser una pregunta o una maldita exclamación.

Yo por ahora prefiero pensar, que los extremos me hacen daño. Laceran mi cuerpo y mi mente. Ese constante estado de afligimiento, o esas radicales subidas -emulando mareas- de felicidad.

¿De que sirve una? o la otra. Pura mierda.

Prefiero tomar distancia ante los polos. Intento ubicar un Ecuador en mi mente. Pero éste no llega. Parece un maldito interrogatorio personal todo esto. Pero, ¿cuantos de ustedes -si es que a alguien le interesan las estupideces- no sienten lo mismo?

De algo nos sirve ser la maldita raza inferior. Compartir penas se ha vuelto mas común y completo que compartir un trago. Pues compartamos ambos, que las penas no son mas que un trago amargo, un sorbo largo de cerveza caliente, que nos deja casi impávidos cuando baja por la garganta de nuestro día a día. ¿Penas? A mi compartanme una que bordee los 6 grados de alcohol.

Punto medio. Gris. Duro, pero perforable. Las fortalezas no son mi 'fuerte'.

Un sueño cumplido, uno postergado. Un rostro cercano que casi me quema las manos, uno que se va y hiela mi corazón. ¿Quien carajos decidió dibujar, tan majestuoso órgano, de esa manera? ¡Al carajo este mundo!

Y pensar que tanta bribonada sale de tan hermoso estado de alicoramiento. Y pensar, que cada letra es una dura punzada en la espalda, en las piernas, en los ojos. Puñaladas en el lóbulo parietal.

Al parecer, la única manera de escribir es permitirle a mi ello, sobrepasar mi superyó.

Nadie debe intentar comprender lo que el otro escribe. Pierde la maldita gracia. ¿Por qué intentan dañar todo con interpretaciones?

Aun sigo esperando tus debates. Sigo pensando, que probablemente, ese destello azul alguna vez nombrado, existe, en mi cabeza y en la realidad. Que al fin y al cabo, son lo mismo. La realidad es mía, mi realidad. Ninguna otra puedo interiorizarla. Bla.

Aquí estaré. Sentado por siempre. De pie nunca. Porque prefiero que mi cuerpo al caer, haga menos ruido. Porque todos deberíamos partir lentamente, sin dejar vestigio de nuestro paso. Porque los grandes siempre estarán allí. Porque aun así tenga muchas ganas, y logra cosas mínimamente decorosas, prefiero el anonimato. La calma. Mi maldita parsimonia. Mi estúpido afán.

Los bruscos cambios siempre estarán a la vuelta de la esquina. Se pasa de no sentir, y estar cómodo con ello, a incomodarse por las primeras sensaciones que se tienen.

Media hora para todo.

Si tengo lo que deseo, me falta lo que necesito.
(...)

lunes, 29 de septiembre de 2014

Curvas.

¿De que sirve una persecución, si al final del día no se obtiene nada?

Las obligaciones comunes no representan para él el mayor de los agrados. El mundo le resulta tan agobiante como simple y similarmente ridículo.

El día se levanta tras la montaña, mientras en su mente la noche sigue presente y misteriosa. La luz de la Luna podría parecerle mucho mas brillante que la del Sol, pues las sombras son algo mucho más cálido hoy en día. Las sinuosas complicaciones nocturnas pueden resultar más atractivas. El hombre busca el misterio para intentar descubrirse en el.

Por la gran abertura de su pequeño pedazo de cielo se asoman incesantes rayos de molesta luz diurna, radiante para muchos, inquisidora para otros. La cama es su compañera fiel y confidente, sus más intimas divagaciones mentales las lleva acabo allí. Muchas veces en el divagar se encuentra el razonar. Y un poco de razón fortuita resulta bastante inspiradora para su historia simple y falta de detalle.

Se encuentra en una confusa y nueva etapa de su vida. Las responsabilidades le han sido mezquinas en muchas ocasiones, y no precisamente por su falta de aprecio hacia ellas, sino por la excesiva cantidad de veces que aparecen en su vida, su temprana y fina vida. Delgada. Curva. Simple pero compleja. Dura.

Era un tipo chico de patético aspecto y rostro lúgubre. Buscaba lo que todos buscan. Felicidad, amor, dinero,  respeto y tantas otras ficciones de mortales. Su vida no inspiraba ni transpiraba grandeza. Solo un intento de hedor a miedo salia de su cuerpo. Todo le aterraba. Él mismo se temía. No tenia gran conocimiento sobre lo que en realidad deseaba. Sólo buscaba ser conocido por algo.

Olor a autobús de medianoche. Eso lo acompañaba. Una canción distorsionada por un motor mal administrado y diseñado acompañaban su noche. Una suerte de aire ligero y alegre rodeaban su atmósfera externa. La interna estaba hecha añicos, partida, irresoluta. Sus constantes guerras internas lo habían llevado a una suerte de cataclismo intestinal. Una ''World War II'' visceral. Un poco menos llena de cadáveres, un poco más nutrida de muertos.

¿Que persona cuerda se ve inspirada por un desconocido? El se veía inspirado por una especie de conejo blanco que huía de sus alargadas manos. Era un tipo deforme. Todos lo somos, es cierto, pero su deformidad era física, no solo ''espiritual''. Si el ser humano contemporáneo posee alma, si el alma en realidad existe, esta debe ser una especie de tornillo oxidado, largo y naranja. Pero volviendo a él, se le podría imaginar como una especie de milagro que nadie pidió. Muchas veces a su mente llega una especie de pensamiento trágico, un ''yo no pedí nacer, al menos no cargo algo de responsabilidad con mi existencia''.

Si algo tan extraño como un 'alma' existe, la suya seguramente parece una linea bifurcada y curva, que constantemente vibra al ritmo de John Coltrane. No se identifica con nada, no encaja en nada, no vive para nada más que para intentar vivir.

La primera noche que vio aquel destello azul supo que su vida se complicaría. Pero algo tan simple, algo tan insulso, merece al menos una suerte de rebelión mental, debía rebelarse ante su actitud plana. Debía arriesgar. Y lo hizo.

Pobre de él.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Mi voto es contra Zuluaga. Mi voto es por la paz.

Los mismos que proclaman que somos la democracia mas antigua, pulcra y 'calcable' de América Latina, son los que durante años se han esforzado en negar que el país está en guerra, aquellos que a los desmovilizados por la violencia prefieren darles el calificativo de 'migrantes internos', los que para frenar la avanzada de las guerrillas de izquierda en el campo de batalla, se inventaron un monstruo de dos cabezas al que bautizaron Autodefensas Unidas de Colombia y que luego, como era de esperarse, se los terminó tragando hasta a ellos. 

Para nadie es un secreto el papel fundamental que jugaron los terratenientes, las empresas bananeras, los ganaderos, las Fuerzas Armadas y los políticos ultraconservadores (hoy en día se les llama de extrema derecha) en la formación de aquellos escuadrones de la muerte, que 8 años después de su supuesta desmovilización aún viven amenazando a estudiantes universitarios, matando sindicalistas y proclamando su amor al de las 3 huevas, o huevitos. 

Era menester abrir esta individual opinión trayendo esa pastilla para la memoria, que tanto se le olvida tomársela a la mayoría de La Patria Boba antes de salir a votar. Y era para recordar que estamos en un país conservador hasta el tuétano, que odia los movimientos progresistas, y que suele apoyar el peso de su joroba corrupta en el poder de la Santísima y Purísima Iglesia Católica Apostólica y Romana. En este país hasta los liberales terminaron siendo conservadores. Esa fusión extraña que se formó cuando de día, durante la época de La Violencia, ambos bandos se insultaban y lanzaban gritos de odio, pero de noche, los mismos terminaban cenando en la misma mesa, y emborrachándose con aguardiente como buenos colombianos, mientras los pobres campesinos, en su ignorancia y fanatismo se mataban en los campos por el color de su pañuelo. Este es un país tan conservador que, el funcionario público elegido para cuidar y proteger los derechos de TODOS los colombianos es un retrógrada lefebvrista de tercera, que durante sus años mozos gozaba de organizar quemas de libros que se consideraran ''perniciosos, contra los valores familiares y las buenas costumbres''. Así es, tenemos un remiendo de Hitler, que ni siquiera tiene estilo, como si lo poseía el Führer.

En nuestra pseudo-democracia actual, nos vemos enfrentados a una pseudo-elección presidencial, en la cual debemos elegir entre un presidente-candidato-corrupto y un uribista, y sí, a Zuluaga todos los calificativos despectivos se le pueden sintetizar en una palabra, porque el antioqueño que la inspiró fue un 'hijueputica' bien malo. Y es que esta campaña electoral siempre se desenvolvió alrededor de ambos, pues los medios nos vendieron esa polarización barata de que solo teníamos dos caminos para elegir, cuando hasta el niño que recién aprende a contar se daba cuenta que eran 5. ¡Pero qué se le puede hacer, qué más se le puede pedir al país del Sagrado Corazón de Jesús!.

Así que no fue para nada extraño sentarme el domingo a ver los resultados electorales, y sentir que boletín tras boletín nos íbamos hundiendo en 4 años mas de el combo de ''U''. En 2018 serán 16 años de aquellos 3 huevos, que ya tienen mucho tiempo de estar podridos y hediondos. Pero eso es lo que sucede cuando el 20% de la población elige quien los gobierna a ellos y al 80% restante. Y si no lo han notado, el Zorro ganador de la primera vuelta lo hizo con alrededor del 11% de la votación del grueso de 32 millones de posibles votantes. ¡Gracias abstencionistas y gracias a los que votan en blanco! Nos acaban de dar una patada en los testículos cuando necesitábamos su apoyo.

En este pais la mayoría de la gente se queja -con justa razón- de las injusticias y problemas que nos agobian a todos, pero cuando tiene la oportunidad de salir a votar y al menos contribuir a que un cambio social emerja desde las urnas, prefiere quedarse en la casa, viendo un partidito de fútbol o una novela, echándose un sueñito o sale con el argumento de que ''ningún candidato es bueno, mejor no voto''. ¡Pues si ninguno es bueno y la mayoría lo piensa vote en blanco y verá que esa si es una contribución a la democracia de papel que tenemos! Así al menos forma parte de una protesta social y ayuda a que el tan ansiado y temido cambio ocurra. Pero no. Aquí permitimos que 4 millones de personas decidan el futuro de 47.

¡Grandísimos pendejos!

Ya nos tocó la temida segunda vuelta Santos vs Zuluaga, y aunque no se que piensa hacer la mayoría yo sinceramente prefiero apostarle a la teoría del menos malo. Y aunque este par de canallas son iguales en casi todo, tienen una diferencia: al menos uno de ellos pretende una salida negociada al conflicto que este año cumple ya 60. Prefiero aguantarme a un corrupto de derecha que a un facho con ánimos de zorro. Prefiero tragarme el sapo de Santos, porque si llega a la presidencia Zuluaga vuelve el Führer con el, y no precisamente el alemán, sino el culibajito antioqueño. Mi voto es contra Zuluaga. Mi voto es por la paz.

Yo no espero tener hijos, al menos no biológicos, pero sí espero que algún día, cuando este un tanto mayor y me pregunten si yo apoyé el proceso que permitió llevar a cabo las tan anheladas reformas que el pais hace un tiempo necesitaba y que le permitió a este un surgimiento y una reivindicación social, pueda decir con animosidad: ¡Si, lo hice!


martes, 13 de mayo de 2014

¡Un huevón más!

El tema es radicálmente diferente cuando se vive en carne propia.

Suelo ser un tipo bastante criticón en gran variedad de tópicos, y con gran variedad de razones para argumentarlo. Y de hecho lo soy, porque como coloquialmente se podría decir: 'la gente me da papaya'. Tamaña oportunidad no puede ser desperdiciada por una persona que fija gran parte de su atención en problemas de índole, casi siempre, social. Mucho menos en Colombia, cuna y caldo de cultivo de una gran variedad de problemas sociales, que parecieran no tener fin.

Pero dentro de lo critico -y reflexivo- que puedo llegar a ser sobre el Establecimiento, y la gran variedad de males que aquejan a la sociedad en la que vivo, hay algo que me permite intentar crear propuestas constructivas, para mejorar o intentar apaciguar la cantidad de cosas que en este país a diario se viven.

Sinceramente pocas habían sido las veces en las que 'el papayaso' se me presentaba de manera tan directa y cínica en la cara, tanto así, que las personas que me supervisaron durante el infortunado hecho me dijeron un par de veces, que técnicamente había 'dado un pequeño baile, con la Santísima Muerte'. Y si es una Santa, porque la muy degenerada al menos busca calmar dolores, infundiendo el letargo enterno. Mucho mas Santa, que aquella anciana misionera que predicaba a todo pulmón, que ser pobre estaba bien. ¡Al carajo con eso! ¡Al carajo con ella!

Pero volviendo al tema de la lechoza que se dispone a ser partida, tuve la poca fortuna de enfrentarme en un duelo cara a cara con el sistema de salud colombiano. Pedazo de agonía. Aunque debo admitir que 'gracias' a esa bosta de vaca, tuve la posibilidad de realizar el mencionado baile casi eterno, no es una experiencia que realmente desee repetir. El grandioso sistema de salud, reformado eficazmente por un antioqueño culibajito, que basado en un modelo chileno logro modificar la Ley 100 casi me deja morir. Y esa es una frase -técnicamente- dicha por mucho colombiano contemporáneo. Por cierto, el hecho ocurrió en Antioquia, así que al no ser yo una persona creyente en deidad alguna, me pareció bastante llamativa la coincidencia, si así puede ser llamada.

¡Si! casi, como todo lo bueno o malo de este país, casi. Acá la satisfacción o la tragedia nunca son completas. Todo es a medias. Todo es insulso. Todo es tangencial.

Gracias a aquel canoso caballero, y el también canoso y casi piojoso invento de las EPS, casi termino con la tranquilidad de mi familia, y empiezo con la mía. Pero que mas da, que se puede hacer en un país donde la gente no tiene memoria o interés alguno por el sufrimiento del otro. Que mas se puede hacer en esta hermosa democracia donde exterminan a un partido político, y resulta que es otra de esas coincidencias de la vida. Como la coincidencia del culibajito y sus senadores-secuaces con sectores del paramilitarismo. ¡Que se yo!

En este país donde tanto se habla y poco se hace, seria bastante interesante empezar a actuar. Y ese es mi propósito. Si alguien habla con un católico acérrimo o con un cristiano pegado a su pastor, que por favor le(s) diga que he encontrado el propósito que El Señor (en mayúscula, para no lastimar su ego) ha puesto en mi camino. De ahora en adelante seré: ¡Un huevón más!

jueves, 10 de abril de 2014

El problema de la tolerancia y la maldita pereza mental.

Una persona del común, uno de los de 'a pie' suele pensar que si respeta la posición del otro está obrando como un buen samaritano.

Me es en cierta medida difícil comprender a las personas cuando hablan y cuando demuestran sus relaciones sociales. Y aunque me considero una persona bastante introvertida, debo admitir que la mayoría de las veces esto sucede por culpa de los mismos emisores. ¿Qué tan difícil ha de ser, como mínimo conocer los significados de las palabras que usamos? Al menos, digo yo, deberíamos manejar lo que solemos conocer como 'nuestro léxico'.

¡La maldita pereza mental les gana a los desgraciados!

¿Cómo comprender a una persona que no sabe diferenciar el adjetivo del sustantivo, ni los tipos de adjetivos que puede usar, y además dice cosas como 'la calor'? Es cuestión de simple interés por la estética. Pero no los culpo a todos, solo culpo a los ineptos que tienen los medios pero no la motivación. Plagas, parásitos sociales. ¡Que se jodan!

Y luego de esta introducción, canalizadora de la roja rabieta, me doy el gusto de tocar el real tema que me interesa. ¿Qué es eso de tolerancia? En muchos casos, contextos y ciertos sentidos: una idiotez.

Nos han enseñado constantemente, en la escuela, la casa, el grupo de amigos, la televisión, el periódico, la radio, y ahora la Internet, que los seres humanos debemos ser tolerantes, que porque todos somos diferentes, o porque cualquiera puede pensar lo que se le dé la gana. Y en algunos aspectos tienen razón. La cuestión es cuando se lleva este asunto de la tolerancia al campo de las creencias, y hablo de todo tipo de creencias. Desde las más ridículas a las más aterrizadas.

Si. Es un problema. Uno grave. Porque lo que no nos cuentan detrás de la mayoría de esos escenarios es que la tolerancia tiene un componente secreto, o al menos poco visible, explícitamente hablando. La tolerancia y su aplicación conllevan un grado de aceptación y verificación de las cosas que se toleran, es decir, que cuando una persona, sea XX o XY, dice tolerar algo, le da cierto grado de verdad a ese algo. Una maraña tonta, cíclica y bastante engañosa para ser sincero. Detrás de este concepto se esconde la validación de muchos argumentos. Si eres una persona un tanto perceptiva entenderás que, la sociedad civil, te impulsa a darle cierto tono de verdad a cuestiones que muchas veces no lo son. Y en este punto quiero renunciar a una de mis tradiciones mentales, y es la del dudar filosófico sobre lo verídico y el significado de una palabra. Olvidemos por un momento preguntarnos ¿Qué es la verdad? -tema de otro escrito, ciertamente-.

Así pues, resulta y acontece que entonces debemos respetar las barrabasadas que dice cualquier tipejo por ahí, tan solo porque las dice. Una idea ridícula, pero presente. ¡Nos están diciendo que debemos creer ciegamente! Como sucede en cualquier religión... Les repito: ¡Que se jodan!

De ese amarrado y renegado argumento parte la insulsa idea de que debemos tolerar las religiones y sus respectivas mitologías, unas más creativas y magnificadoras de la imaginación del hombre, otras más monoteístas. Y es insulsa porque cuando decides poner en tela de juicio esa o aquella creencia religiosa te salen con el vacío cuento de que ''debemos respetar'' lo que piensan los otros. Me imagino que el más claro ejemplo de esto es la manera tolerante y pasiva con la cual la Iglesia Católica ha respetado durante tantos siglos los avances y descubrimientos científicos, que claramente contradicen sus creencias, y las desmienten. Los toleraron a punta de fuego y torturas.

Yo les digo ¡No! Las creencias no se toleran, se tolera a las personas, se tolera su elección de vida, pero las creencias son cuestionables, pueden ser corregibles y criticables.

¡Y por eso no tolero, ni respeto creencia alguna!

Tolero y respeto a los niños, a las mujeres, a los hombres, a los perros, gatos, conejos, caballos, y cuanto ser vivo exista.

Con ese cuento barato nos han metido hasta lo más hondo del estómago la idea de que las religiones son inamovibles, que nada puede juzgarlas porque sería una falta a la libertad de culto. ¡Patrañas!

Antes de hablar, por favor, tómense la molestia de pensar lo que dirán. No somos muchos los que en realidad escuchamos con toda atención, pero los que lo hacemos lo pedimos, por mero respeto a nuestro oído.